Era una época muy mala para estar enfermo, ya que si uno se quejaba, inmediatamente decían que tenía la peste; y si bien yo no tenía ninguno de los síntomas de ese mal, aunque estaba muy enfermo tanto de la cabeza como del estómago, tenía una cierta aprensión de estar efectivamente contagiado; mas comencé a mejorar después de unos tres días; durante la tercera noche descansé bien, transpiré un poco y cobré nuevas fuerzas. Junto con mi enfermedad desaparecieron también mis temores de que hubiese contraído la peste; y retomé mi negocio del modo habitual.
![Defoe D. Diario del año de la peste. 1772.](https://puceapex.puce.edu.ec/web/cev/wp-content/uploads/sites/12/2021/03/Modulo-3-Fundamentos-3.jpg)